Flotar y vibrar

Dejarse llevar, fluir, volar, flotar con las notas, ir al compás de lo que sentimos en nuestra propia sinfonía. Dejar que nuestro cuerpo explique ese vacío cerebral que sólo el corazón entiende y nunca quiere explicar, aunque nuestro subconsciente sonría con picardía y suspire ante la imposibilidad de evitar, que al final, salga y grite por cada poro de nuestra piel. Confiar, de dentro a fuera y vibrar.